Pero
Garcia Burgalés fue un trovador de mediados del siglo XIII, lo que le convierte
en el poeta burgalés conocido más antiguo. El desconocimiento sobre su obra y
persona en la ciudad de Burgos puede ser debido a que escribía en
galaico-portugués, la lengua habitual en los círculos cercanos a Alfonso X para
escribir la poesía lírica. Es imperdonable el ostracismo que la literatura
medieval no escrita en castellano en la península ibérica ha sufrido durante siglos, por
intereses históricos y políticos, privándonos al público general de
innumerables, maravillosas y vitalistas composiciones escritas en
galaico-portugués, hebreo, mozárabe, árabe, provenzal o catalán.
De
Pero Garcia Burgalés poco se sabe. Su segundo apellido nos desvela su origen.
Algunos datos sobre su persona pueden extraerse de sus composiciones, lo que
nos revela que es contemporáneo y afín al círculo de los trovadores de Alfonso
X. Recientes estudios lo vinculan con el repartimiento de tierras de Valencia
(1238) y de Jerez (1264). Una de sus composiciones parece estar escrita conjuntamente con Alfonso X.
La
obra suya que ha llegado hasta nuestros días está compuesta por cincuenta y
tres cantigas: treinta y seis de amor, dos de amigo, trece de escarnio y
maldecir y dos “tençaos”. Estas composiciones han llegado hasta nuestros días
gracias a tres cancioneros: el de Ajuda, el de la Biblioteca Nacional y el de
la Biblioteca Vaticana.
Pero
Garcia Burgalés es uno de los poetas más ingeniosos e innovadores dentro de la
lírica medieval galaico-portuguesa, ejemplo de ello es su “ciclo de las tres
damas” (C4, C26, C27, C28) donde el ingenio del poeta se pone a prueba con un
ingenioso juego para no revelar la identidad de la amada. Recordemos que éste,
el ocultar la identidad de la amada, es uno de los principios del amor cortés y
de las reglas de las cantigas.
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