martes, 27 de mayo de 2014

C28 - Muchos me andan preguntando quién es


Que muitos que mi andam preguntando 
qual est a dona que quero gram bem:
se é Joana, se Sancha, se quem,
se Maria. Mais eu tam coitad'ando,
cuidando em ũa destas três que vi
polo meu mal, que sol nom lhes torn'i,
nem lhes falo, senom de quand'em quando.

E vou-me dontr'as gentes alongando,
por tal que me nom preguntem por en,
per bõa fé, ca nom por outra rem;
e vam-m'elas, a meu pesar, chamando
e preguntando-m', a pesar de mi,
qual est a dona que me faz assi
por si andar em gram coita 'm que ando.

E faço-m'eu deles maravilhado:
pois m'i nom ham conselho de põer,
por que morrem tam muito por saber
a dona por que eu ando coitado?
Nom lhes a digo por esta razom:
ca por dizer-lha, si Deus me perdom,
nom mi porram conselho, mal pecado!

Por en tod'home devia, acordado,
que sem houvesse, daquest'a seer:
de nunca ir tal pregunta fazer;
ca per pouc'en seria castigado
- castigar-s'en, pelo seu coraçom:
qual pera si nom quisesse que nom 
dissess'a outre nunca per seu grado!

E eles vam-me gram pesar dizer,
no que lhes nunca prol nom há d'haver,
porque destorvam mim de meu cuidado.

Mailo que vai tal pregunta fazer,
Deu'lo leixe molher gram bem querer
e que ar seja d'outrem preguntado!





VERSIÓN:

Muchos me andan preguntando quién es la mujer a la que amo: si es Juana, si Sancha o si es María. Mas yo ando tan apenado, pensando en una de las tres que vi para mi desgracia, que ni siquiera les contesto, y sólo de cuando en cuando les hablo.

Y me voy alejando de la gente, con tal de que no me pregunten por ello, en verdad, que no por otro motivo; y muy a mi pesar me la nombran y me preguntan, sin yo querer, cuál es la dama que me hace estar así, con el gran sufrimiento con el que ando.

Y de ellos me maravillo, pues no tengo una solución para esto, ¿por qué se mueren por saber quién es la mujer por la que sufro? No se lo digo por esta razón: porque contarlo, que Dios me perdone, no me beneficia, pobre de mí.

Por ello, todo hombre sensato debiera ser cauto sobre esto, no hacer nunca tal pregunta; porque por poco sería castigado, castigado por su propia osadía: no digas de los otros lo que no quieres que otros digan de ti.

Y ellos me hablan a mi pesar, de ello nunca sacarán provecho, porque me distraen de mi pensamiento.

Mas al que vaya a hacer tal pregunta, permítale Dios que ame a una mujer y que sea interrogado por los otros.



No hay comentarios:

Publicar un comentario