lunes, 19 de mayo de 2014

C04 - La dama a la que Dios creó

Qual dona Deus fez melhor parecer
e que fezo de quantas outras son
falar melhor, e en melhor razon,
e con tod’esto melhor prez aver,
e mais mansa das que eu nunca vi:
aquesta fezo desejar a mi
Deus, por jamais nunca coita perder.

Non me fez Deus tal dona ben querer,
nen mi-a mostrou, se por aquesto non:
por aver eu e no meu coraçon
mui grande coita já, mentr’eu viver’.
Por en, cativo, mal-dia naci,
que viverei, mentr’eu viver’ assi
por quen-no nunca per min á saber!

Nen já per outre non o saberá,
ca eu a outre nunca o direi,
per bõa fé; mais atanto farei:
negá-lh’-ei sempr’ ata que moira já.
E se mi-o om’adevinhar poder’,
é pois a vir’ e tal esforç’ ouver’
que lh’ouse ren dizer, por si dirá!

Ca ben sei eu, u outra ren non á,
que tal esforç’averá qual eu ei
quando a vejo, que per ren non sei
que lh’ i dizer: e el assi fará !
Se per ventura lhe dizer quiser’
algua ren, ali u estever’
ant’ ela, todo lh’escaescerá

Ca pois vi’ -ass Deus a mi perdon!-
o seu fremoso parecer enton
demo x’o lev’o que lh’al nembrará !




VERSIÓN

La dama a la que Dios creó más bella, y a la que hizo más elocuente, respecto a todas las demás, y con mejor juicio, y por ello la otorgó mejores cualidades y ser la más dulce que jamás vi; a ésta me hizo Dios desear para nunca jamás dejar de sufrir.

No me hizo Dios amar a tal dama, ni me la mostró, sino para esto: para sentir, mientras viva, una pena en el corazón. Por ello, infeliz, que en triste día nací, mientras viva, viviré así, por la que nunca sabrá de mí.

Ni por otro lo sabrá, porque, en verdad, nunca a nadie se lo diré; al contrario, esto haré: negarlo siempre, hasta que muera; Y si pudiera alguien adivinarlo y, después de verla, tuviera el atrevimiento de decirle algo, de sí mismo le hablaría.

Porque bien sé, sin ninguna duda, que al igual que yo cuando la veo, tendrá idéntico ánimo, que no sé que decirle, que lo mismo le ocurrirá. Si por ventura quisiera decirle alguna cosa, allí cuando esté delante de ella, todo se le olvidará.

Porque entonces, que Dios me perdone, a penas vea su belleza, ¡que se lo lleve el diablo si de algo se acuerda!



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